En los últimos años las contrataciones de extranjeros para la Liga Nacional han sido intrascendentes para los equipos, dejando un pobre espectáculo futbolístico en los estadios del país. En años anteriores existieron fichajes que fueron rentables para el balón pié guatemalteco como el veterano Diego Latorre quien impartió catedra del fútbol gaucho, y entre otros jugadores extranjeros de renombres.
Para el guatemalteco el fútbol es más que un deporte, es parte de la vida diaria, donde se mezcla la pasión de las estrellas internacionales, con el amor de los equipos locales, en esta tierra se juegan en canchas sin césped, y desde luego no puede faltar la admiración por equipos nacionales.
Pero parece que cada temporada se esfuerzan por alejar a la afición de las catedrales del balón pie, el fútbol Nacional pasa por una racha mala viene de superar la suspensión de la FIFA por corrupción.
En las filas del fútbol local se encuentran 225 jugadores distribuidos en 12 escuadras y 61 extranjeros los cuales pocos militaron en la liga mayor de su país. La liga Nacional refleja la pobreza futbolística donde el factor económico y los resultados son predominantes.
Según datos extraídos de Transfer markt, los foráneos juegan; 11 delanteros, 11 delanteros centro, 13 defensas centrales y 7 porteros, los extranjeros oscilan entre las edades de 25 a 37 años, no es sangre joven, las cifras se ven reflejadas en el bajo rendimiento del combinado azul y blanco, Guatemala ocupa el puesto 130 en el ranking de la FIFA, esto indica la poca capacidad de crear procesos que formen jugadores que se conviertan en baluartes.
Las autoridades deportivas como Fedefut, Liga Nacional y todos los involucrados han puesto poco interés y poca inversión en la formación de jugadores, las canteras son débiles y los procesos de formación casi inexistente, los dueños tienen las riendas del fútbol chapín y no les interesa buscar talentos locales debido a que se debe satisfacer a la poca afición, parece contrastante las sumas que cobran los jugadores extranjeros, con la mínima inversión que se hace en las categorías formativas.
Atrás quedaron los años donde los niños soñaban en las canchas del barrio en convertirse en Carlos "el Pescadito" Ruiz, Juan Carlos "el pin" Plata, y otros nombres que nos dejaron buen sabor de boca, mientras tanto los jugadores guatemaltecos deben aprovechar las pocas oportunidades que se les brinda y luchar por ganarse un lugar para trascender en el ámbito futbolístico.
El fútbol tomara un rumbo diferente cuando comprendamos que para obtener buenos resultados, es necesario crear centros de formación desde muy temprana edad para darle crecimiento al fútbol guatemalteco, porque, aunque ya se tiene una liga, refleja las deficiencias técnicas y tácticas en el campo. Por Laura José
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